Prensa, fans y “pasaba por allí”s aguardan expectantes la llegada al hotel María Cristina de Glenn Close, o debería decir Marquise Isabelle de Merteuil. Glenn saluda sonriente mientras unos pocos indignados protestan porque no se ha cortado el tráfico. De mala gana guardan las fotografías que traían; vuelven sin garabatear a sus carpetas amarillas con la cara de Tintín. Nosotros, tras sacar un par de fotos, nos vamos a almorzar, que ya es hora.
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